Existen doce principios rectores
que rigen el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. El número siete dice: No
dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera. Es un decir, dirán nuestros
gobernantes. ¿Atrás de qué? ¿Cuáles son los límites del adentro y el afuera que
plantean? Adelante, atrás, fuera, dentro, palabras dicotómicas que marcan una
oposición. Hay en el discurso premisas escritas con tinta indeleble que marcan
un ritmo y un sentido único e inequívoco, un jaloneo, un principio moral que
estructura y da contorno a una sociedad con desigualdades abismales. Los que
están delante son los buenos, los del equipo ganador; quienes quedan atrás, son
aquellos que salen perdiendo; Los del norte y los del sur. ¿Y si volteáramos
nuestros mapamundis y comenzamos a leer de abajo a arriba?
Antes de leer que todas las
niñas, niños y adolescentes estarán dentro del sistema educativo nacional y que los maestros van a ser revalorizados como
agentes fundamentales del proceso educativo, leamos de abajo a arriba: Autorizaron
pasos en la admisión y promoción del Sistema para la Carrera de las Maestras y
los Maestros, aún sin la aplicación de los exámenes correspondientes
estipulados en la ley; Han otorgado becas a alumnos matriculados en la
educación pública sin un seguimiento sistematizado; dieron el banderazo oficial
al nuevo ciclo escolar, con los mismos contenidos planteados en el programa escolarizado,
asumieron que todos los mexicanos se encuentran en las mismas posibilidades de
aprender; al fin de cuentas, todo el mundo tiene tele. Y ahora quieren recortar
el presupuesto a la Dirección General de Educación Superior para Profesionales
de la Educación (DGSPE),
Hay una cuarta transformación
gritoneando y accionando para un adentro que no termina de delimitar, va hacia
un delante sin rumbo, va taponeando los baches con tierra, esperando que no
caiga un aguacero.
¿Qué es la educación para esta
cuarta transformación? Sin dinero para las normales, se van secando los semilleros
de pensamiento crítico, las demandas sociales se detienen, la consciencia
social hace una pausa, al menos por un frente. Desde los márgenes que delimitan
el adentro y el afuera, las normales no solo enseñan a los futuros maestros a impartir
aritmética y ortografía, son espacios que posibilitan el cuestionamiento social
y político.
¿Será que este gobierno necesite
de esta clase de educación, o le convendrá dejarla fuera y detrás? Los pensamientos
revolucionarios, actos contestatarios y movimientos sociales en el país, tienen
su germen en escuelas normales y estos, no le convienen a un gobierno
autoritario.
Leo en esta trampa de letras revueltas y confusas que hay una intención por revalorizar la función docente, pero no como actores sociales encargados de posibilitar el pensamiento crítico en los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Encuentro entre líneas con mi mapa patas para arriba, que no quieren a nadie fuera del proyecto educativo de este gobierno, un proyecto que educa para mantenerse en el poder, para siempre ser aplaudidos y nunca cuestionados.
Publicado en periódico IMPAR 14 de septiembre 2020.
México.
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