Estimada Junta de gobierno:
Estoy interesado en contarles un poco
algunas ideas que atraviesan mi cabeza y llenan de marañas mis entrañas.
Las últimas semanas los pasillos se han
impregnado de angustia, los susurros anuncian un ocaso doloroso y los
escritorios se han llenado de desilusión. El futuro del Instituto parece no ser
prometedor en estos instantes.
Como se mencionó en la reunión exprés del
miércoles 12 de diciembre, las instituciones tienen como materialidad a las
personas que las conforman y coincido con que en esta institución existen
trabajadores capaces, interesados en la mejora de la calidad educativa.
La situación que está atravesando la gente
que le da consistencia al INEE no es fácil, es compleja, densa y
profunda. Como acto de fe, estoy convencido que las condiciones que
atravesamos están amarradas a una serie de acuerdos e intereses políticos que
nos jalonean y desestabilizan.
Sentado, en medio de una multitud repleta
de miedo, escuché una serie de discursos bastante mediocres por parte de las
personas que están al frente de una institución agonizante. Escucho en la
reunión anual de fin de año sus voces como un zombi que está recibiendo un
disparo en la cabeza y al mismo tiempo tratando de hilar ideas que traen
consigo una sonoridad sangrienta.
Comienza a hablar la presidenta de la junta
de gobierno, el mismo discurso de que a las instituciones las defienden las
personas, hace una invitación para que la gente que conforma al instituto se
levante y lo defienda. Luego a modo de lapsus (eso espero), llama a Defender
los derechos laborales de las personas y con un brinquito acrobático pasa al
tema del presupuesto. “Hubo que organizar y reorganizar el presupuesto anual”.
¿Cómo se va a organizar tal presupuesto? Teresa, como la cabeza mayor que está
al frente de la institución afirma que el personal eventual ya no será parte de
la institución, el personal eventual tiene menos valor, ese no tiene que ser
defendido con tanta fuerza. Y la defensa que esta gente pueda dar al instituto
tampoco importa tanto.
Una vez que Teresa termina sus alentadoras
palabras, la sucede Sylvia, sólo para dejar claro que no tienen idea que hacer
con el puesto, reiterar que el personal eventual saldrá volando al precipicio
sin paracaídas mientras ellos continúan cual gallinas sin cabeza, corriendo sin
dirección ni sentido hasta que esté completamente cancelado el Instituto;
claro, cobrando su sueldito mientras sucede esto.
Me sorprende que una institución que tiene
como premisa defender la equidad, tome decisiones en las cuales el privilegio
este por delante.
Se habla de buenas condiciones de trabajo,
pero que el personal eventual no esté contemplado como estructura, responde a
cuestiones políticas ajenas al propio personal eventual, conozco gente que
tiene hasta 13 años trabajando y que con afán de ascender profesionalmente y
con su trabajo diario consiguieron plazas eventuales más altas. En el día a
día, los trabajadores no tenían exigencias distintas a las que tiene el
personal de estructura. En la cotidianidad, los líderes a cargo del área
del instituto en la que trabajo, nunca me dijeron: Héctor, tú debes trabajar
menos, tú tienes menos responsabilidades que el resto de los compañeros de
estructura.
Ahora, con la frente en alto, como lo
piden, les escribo abiertamente que el asunto de la equidad que tanto se
pregona, de la invitación a trabajar, a defender al instituto, no corresponde
con las acciones que toman como un supuesto organismo autónomo. No me queda
claro, cómo se ven en la penosa necesidad de actuar de tal o cual forma, cuando
se supone que este es un organismo autónomo. Invitan a la defensa de la
autonomía, una autonomía que no miro por ningún rincón.
Ahora me toca escuchar a Paty, como a ella
le gusta que la llamen, “no podemos dejar morir una institución”, dice que no
se abandona el barco, pero ya dejaron claro que van a abandonar a las personas.
De esas doscientas cuarenta y tantas
personas que abandonan, les prometo que no se cuentan entre ellos a la élite
que gana por encima de lo que gana el presidente de la república mexicana. Con
los pelos de la burra en la mano les recuerdo que no hay nadie de la junta de
gobierno que sea eventual. Tampoco se encuentran titulares de unidad ni
directores generales en el grupo al que se le está anunciando de manera formal
que saldrán del instituto con una patadita en sus pompitas. En estos momentos
de dificultades, el piso se está resquebrajando en dimensiones desiguales para
los trabajadores.
Continúa Paty, como ella tanto insiste que le gusta ser llamada, dice:
Si necesitamos abandonar el barco como capitanes, no duden que lo podemos
hacer. A mi más bien me suena a que si encuentran otro hueso, no dudarán en
correr tras él. Quien quita y la querida Paty ya está muy cerca de encontrarlo.
En una de esas nos la encontraremos en alguna secretaría de educación de algún
estado.
Con estas acciones me queda bastante claro
que lo que les interesa por encima de todo es velar por sus intereses. Basta
echar una mirada a los apoyos económicos que se autorizan, como a la lanita que
se embolsan (hasta 7500 pesos mensuales) porque hay que cubrir los gastos de
depreciación de sus carritos, la gasolina que se gastan; además de sus sueldos
que hasta antes del 4 de julio para el presidente consejero era de 209991.25
pesos y para el resto de la corte celestial era de 200705.36 pesos mensuales y
que a partir del 4 de julio, después de las votaciones, subió a 217257.57 y
207489.20 pesos respectivamente. Dinero que apenas les alcanza para sostener la
vida de virreyes que se dan.
La agonía no acaba ahí, ahora es el turno
de Bernardo, me da una lástima enorme dar cuenta que una de las personas que
conforman una junta de gobierno, se pare y se crea el standupero más fregón del
Instituto. Buscando hacer reír a las personas, contando chistes bobos y
realizando críticas huecas para mover del centro la problemática que se vive al
interior del INEE. En el ojo del huracán, está la incapacidad enorme de las
cabezas de la institución para levantar un proyecto educativo y sentar bases
que justifiquen plenamente su existencia.
Pide Bernardo que, si conocemos a alguien
que tenga un puesto político, por favor, contemos que pensamos que hace el
instituto. Pide también que no ataquemos a las personas ni a las
instituciones. Abiertamente escribo que hay mucha gente que trabaja diariamente
en el instituto, personas de estructura y eventuales que llevan a cabo su labor
con dedicación y empeño, también tecleo con la misma seguridad que me parece
que las ideas y acciones de los “capitanes del barco” son bastante pobres. No
conozco en persona a la honorable junta de gobierno; sin embargo, sus acciones
me resultan bastante decepcionantes y cuestionables.
Aprovecho para escribir que estaba muy
contento trabajando en la Dirección de Levantamiento y Procesamiento de Datos,
el apoyo y el trabajo en equipo que encontré en esta dirección es maravilloso.
Agradezco enormemente a mis compañeros de trabajo, especialmente a Yetsabel
Castillo, María de la Luz Ortiz, Felipe Mendoza y Oswaldo Palma, quienes con su
ejemplo de trabajo y su escucha me permitieron crecer enormemente en este
espacio de trabajo.
Héctor Ernesto Bárcenas Hernández.