lunes, 24 de agosto de 2020

Clases por televisión para todos

Los esfuerzos por integrar a la televisión a los planes educativos del estado tienen casi 70 años.

En 1951, estudiantes de la Escuela Nacional de Medicina, presenciaron en vivo y a color, lecciones de anatomía; el primer programa de Canal 11, en 1959, fue una clase de matemáticas; en 1965 dio inicio el programa piloto de Alfabetización y telesecundaria por televisión a cargo de la Dirección General de Educación Audiovisual. El primero fue suspendido en 1970, solo duró cinco años.

Para formalizar el proyecto de telesecundarias en México, el gobierno investigó cómo se había utilizado la televisión como medio pedagógico en otros países,  desarrolló un programa piloto con exitosos resultados.

El 29 de agosto de 1967, hace casi 53 años, Pedro Gringoire publicó en el Excelsior un artículo que reconocía que la televisión “era valiosa y eficaz como auxiliar del maestro en la enseñanza, pero jamás  podría sustituirlo. El elemento primordial de la enseñanza era el maestro. Por vívido y gráfico que apareciera el maestro ante el telespectador, se trataba de su imagen, y entre ésta y la persona del alumno, no podría haber comunicación, lo más valioso en la enseñanza. Faltaba el valor humano de la relación directa, viva y personal. En otras palabras, en un proceso normal de educación, el maestro era insustituible. Por tanto a pesar de los grandes valores de la televisión, debía empleársela sólo como auxilio y no como elemento principal de la enseñanza”

En 1968 el Secretario de Educación Pública, Agustín Yáñez, suscribió un acuerdo mediante el cual otorgó validez oficial a los estudios realizados  en Telesecundaria, A  partir de este momento Las Telesecundarias han sido parte del Sistema Educativo Nacional.

De acuerdo con las cifras de la SEP, para el ciclo escolar 2018-2019, el 46% de las escuelas de nivel secundaria eran telesecundarias y el 21% de los alumnos de educación secundaria en México estudiaban en telesecundarias.

Montones de niños ya estaban educándose con la televisión antes de que llegara la pandemia y otros más lo hacían desde sus casas con los contenidos tan vivarachos que se transmiten en las televisoras que ahora son aliadas oficiales de las autoridades educativas.

La televisión como herramienta principal en el programa Aprende en casa II es necesaria en un territorio cuya infraestructura es paupérrima, se nos aparece como un medio pedagógico que puede dar esperanza y posibilidad a millones de niños que se encuentran entre la desazón y la indiferencia. Faltará el maestro que haga diálogo. Al final del día sabemos que el bache en el asfalto será devastador y la brecha de desigualdad crecerá terriblemente; sin embargo, durante muchísimos años se ha empleado para dar posibilidad en medio de la marginación. Es un excelente apoyo en el ámbito educativo.

Televisión compañía, fantasma que hará, hace y ha hecho migas con la infancia olvidada de nuestro país.

El problema de este proyecto no está en los medios que utiliza para dar respuesta a un problema que hasta hace unos meses era pura fantasía. Las desigualdades y la triste calidad educativa que existe son características añejas de un sistema viciado y desinteresado. El peligro aparece cuando las autoridades educativas se posicionan en el lugar del ¡No pasa nada! Nuestro Secretario de Educación afirma con orgullo que los contenidos educativos incluirán los aprendizajes esperados. ¿Qué esperamos que aprendan los niños? ¿Por qué tendríamos que esperar que aprendan lo mismo en situaciones tan disimiles?

Hay una invitación clara por parte de nuestras autoridades, Hagamos de cuenta que los niños van a aprender lo mismo con y sin maestros, dentro y fuera de la escuela. Los pasamos de año y ahora que regresen a la modalidad escolarizada, que los maestros evalúen el rezago educativo y ya, lo vamos sumando al rezago en el que vive el país.

El gobierno quiere un pueblo que tenga una mayoría con educación media superior; no importará que esa mayoría a duras penas sepa leer y entienda muy poco lo que significan los sonidos que salen de su boca cuando une una letra con la otra.

“Tendremos la mejor educación posible” dijo Moctezuma, y es cierto, hay una dificultad técnica que pone boca abajo las dinámicas pedagógicas que se vivían antes de la pandemia. Y como autoridad tienen la responsabilidad de dar respuesta. Sería enriquecedor si el gobierno prestara atención a las voces magisteriales que proponen desde la diversidad  y apoyara las distintas propuestas que nacen en los contextos. Sería provechoso que se diseñaran planes pedagógicos específicos para estos tiempos y estas condiciones. Que se hiciera una apuesta en pro de la lectura en lugar de pensar en dar continuidad a los planes educativos en un afán por tapar el sol con un dedo. 

Un fragmento de este texto fue publicado en periódico IMPAR 24 de agosto 2020. 
México.

La prisa

Nos corre prisa por tener, responder, solucionar y acabar. Somos el conejo blanco de Alicia, siempre retrasados, haciendo como que hacemos, corriendo detrás del tiempo. Nos hemos olvidado de hacer pausas, de pensar, repensar y rumiar. Hay una urgencia por hacer de cuenta que la pandemia no rompió rutinas, por instaurar una nueva normalidad.

Las escuelas están cerradas y las autoridades educativas prefieren taponear con parches mal cocidos una situación que nos golpea, que detenerse a asumir el agujero en el que estamos cayendo.

¿Y si el 24 de agosto no comenzaran las clases? ¿Si le diéramos voz a los maestros para encontrar soluciones en la diversidad del país? ¿Sería tan grave tomarnos un tiempo para pensar en el problema por más de un segundo?

En estos días vi el documental “De panzazo” de Loret de Mola y Rulfo, gran parte del material está dedicado a relacionar el defectuoso trabajo de los docentes en el país con el escaso aprendizaje de los alumnos. Y ahora montones de alumnos se quedarán sin maestros, no importa si eran buenos o malos, desaparecerán del mapa. Oficialmente iniciarán las clases, vamos a correr detrás de una pelota de aire en el espacio etéreo del televisor, sin una mirada que de consistencia a los aprendizajes de los alumnos. El secretario de educación anuncia una nueva era educativa, cargada de presentadores de televisión e impregnada de ausencia magisterial.

En esta nueva forma de hacer educación nos faltarán maestros, escuelas y alumnos. Nos van a sobrar un montón de televidentes con la demanda de pasar de año. Hay madres, padres y gobernantes con una prisa enorme por gritar al cielo que los niños de México concluirán un ciclo escolar más. Se vislumbra una farsa que invita a hacer de cuenta que se va a enseñar.

Existe la idea de que a mayor grado académico, mayores posibilidades de encontrar trabajo, de mejorar la calidad económica. No importa ya qué aprendan los niños, todos tienen que terminar la secundaria, todos tienen que concluir el bachillerato, TODOS tienen que acabar una licenciatura.

Olfateo en el ambiente una ambición por tener un país con gente que tenga enmarcado un título universitario en la sala de su casa. Miro desdibujado entre las nubes a un gobierno que se muere de ganas por incrementar el número de mexicanos que concluyen grados escolares, quieren  ponerse la medallita en la solapa del saco. En esta búsqueda, los aprendizajes no son relevantes, no importa que pasen de mentiras, de panzazo mientras los números en sus gráficas crezcan. No les interesa formar ciudadanos, mientras se construyan consumidores medianamente capaces de endeudarse sin ton ni son, será más que suficiente.

No entiendo por qué nos corre tanta prisa por dar el banderazo oficial a un nuevo ciclo escolar que atropella  la posibilidad de pensar en una educación de calidad en pro de una ficticia continuidad pedagógica en manos de un grupo de empresarios a cargo del entretenimiento en el país.

En fin, al parecer vamos a seguir corriendo, vamos retrasados. 

Publicado en periódico IMPAR 17 de agosto 2020. 
México.

lunes, 10 de agosto de 2020

Maestro a control remoto

Revisando el cajón de chunches viejos en casa de mi madre me encontré con unas cartas que nunca llegaron a su destino. Líneas que escribí cuando era un niño pequeño y que tenían la misión de entablar comunicación con el tío Gamboín, un presentador de programas infantiles en un canal de televisión público. Me emocionaba la idea de formar parte del club de amigos de XHGC. Quería que este personaje diera cuenta de mi existencia. Mis padres decidieron que estas cartas tenían más valor en un rincón oscuro y polvoriento de la casa, que en la oficina postal. Estas hojas de papel con unas cuantas letras me recuerdan un tiempo en el que quería una mirada de vuelta por parte de la televisión.

Esos recuerdos pertenecen a un tiempo viejo que viene de regreso con gran fuerza y hambre de comerse aquello que no se encuentra bien cimentado. Anuncia el desmoronamiento de una educación precaria que se sostenía con el esfuerzo de un ejército de docentes.

Está por alcanzarnos un tiempo tsunami que le ha costado al gobierno 450 millones de pesos aproximadamente. Unos cuantos pesos que van a asegurar una programación llena de contenidos pedagógicos. El gato GC, amigo del tío de todos los niños, no viene de vuelta con este tiempo, pero no importa, ya nos anunció Esteban Moctezuma que la elección de los maestros que estarán frente a las cámaras no fue tomada a la ligera. Mencionó que: “Se hizo un estudio sobre quienes eran las maestras y los maestros más prestigiados, más reconocidos en la Ciudad de México porque se tienen que trasladar todos los días a grabar. Y de ahí es donde salieron las maestras y los maestros que van a apoyarnos en Aprende en casa 2 para el regreso a clases” Me llena de curiosidad saber más acerca de este estudio, cuál fue su metodología, los criterios de selección de la muestra de docentes que participaron y los criterios de evaluación. Seguramente fue un trabajo de investigación serio y riguroso; lástima que no lo encontré en la red.

Un puñado de profesores se va a encargar de llevar conocimiento, valores y herramientas a la mayoría de los niños que habitan el territorio nacional. ¿Dónde queda la atención a la pluralidad? ¿Cómo pensar en adecuaciones curriculares? ¿Qué significa inclusión y equidad en este proyecto? Unos cuantos personajes de la televisión tendrán la responsabilidad de formar a los niños mexicanos. Es una apuesta muy grande la que tiene entre manos el gobierno. Si este experimento forzado y maltrecho tiene éxito, podremos reducir el presupuesto a la educación significativamente. Unos cuantos robotines podrán administrar la educación a distancia en todos los rincones del país.

Se avecina una generación de niños que buscarán una mirada de vuelta en la televisión. Niños carentes de alteridad que les rete a aprender nuevas cosas, estudiantes que tendrán preguntas, inquietudes y comentarios que nunca llegarán a su destino.

Publicado en periódico IMPAR 10 de agosto 2020. 
México.

viernes, 7 de agosto de 2020

¿Educación a distancia o clases que distan de ser educación?

Desde el 23 de marzo los salones se vaciaron. Las autoridades educativas en un intento por impartir y garantizar la educación en el país, instauraron acciones que en alguna medida, aseguraron la educación en algunos sectores del territorio.

La pandemia no acabó con el fin del ciclo escolar, los muertos siguen aumentando, la angustia sigue creciendo y las desigualdades continúan machacando. Se avecina el regreso a clases y está claro que los salones seguirán vacíos. Las clases darán comienzo a distancia, las estrategias que se ponen sobre la mesa no son muy distintas a las que se utilizaron para terminar el periodo anterior.

Ya desde el 8 de abril, en las 10 sugerencias para la educación durante la emergencia por COVID 19 que publicó Mejoredu, se pusieron en perspectiva las apuestas que se estaban haciendo en la llamada educación a distancia. Según el INEGI 2019, solo el 43% de los hogares en México cuentan con computadora. En el mejor de los casos, el 57% de los hogares en México tendrá acceso a una educación en línea. Casi la mitad de la población en nuestro país tendrá que arreglárselas con los programas televisivos y radiofónicos. Mejoredu hacía un llamado a dar atención a aquellas poblaciones que no cuentan con tecnologías de la información y la comunicación, o a servicios de telecomunicación o radiodifusión. Invitaba a garantizar el acceso a materiales educativos físicos en el hogar.

De todos los panoramas que se ofrecen a la distancia, solo la educación en línea cuenta con la posibilidad de una comunicación bidireccional, un intercambio de información. Parece que esta característica es más una suerte que una búsqueda.

La distancia de los cuerpos supone un regreso al origen de infancia, in-fans, los incapaces de hablar. Tal vez, la propuesta sea vomitarles información para comprobar la existencia de una educación, una educación en silencio. Estas nuevas formas de hacer clases, nos acercan más a un ámbito informativo, disponen escaparates a los que uno puede o no acceder dependiendo de la casta.

Hay un discurso que flota en el ambiente con el slogan: la revalorización del docente. ¿Dónde queda el docente en estas nuevas prácticas de hacer educación a distancia? ¿Se estará convirtiendo en evaluador compasivo y colector de tareas?

El docente, tan importante figura encargada de hacer encuentros, posibilitar el diálogo y la construcción colectiva, se desvanece en las estrategias de nuestra Secretaría de Educación.

¿A qué intereses responde que no se detengan los ciclos escolares? ¿Por qué no se asume que el país no tiene la infraestructura para dar inicio a un ciclo escolar en todas las condiciones a todos sus habitantes? ¿Se puede pensar en otras formas de hacer educación?

Preguntas abiertas a ser contestadas, para construir diálogos que posibiliten encuentros.

Publicado en periódico IMPAR 3 de agosto 2020. 
México.

Los futuros de la educación

Los futuros de la educación es el nombre de la iniciativa a cargo de una comisión internacional de la UNESCO. Esta iniciativa tiene como propósito reexaminar y replantear la manera en que la educación y el conocimiento pueden contribuir al bien común mundial. Impulsará un debate sobre cómo el conocimiento y el aprendizaje pueden moldear los distintos futuros de la humanidad.

Para la comisión, la innovación y la apropiación del futuro deben estar anclados en el ámbito local y debatirse a nivel mundial. Los futuros de la educación tienen múltiples puntos de partida, destinos y caminos. Comienza su andar en la diversidad, cuestionando el papel de la educación en la vida de las personas.

Hay en el mundo un grupo de personas cuestionando el para qué de la educación, preguntándose sobre los futuros que estamos construyendo con la educación y en la educación.

La directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay, afirmó en el evento de inicio de la comisión que la educación no solo es una cuestión de dignidad o de derechos humanos; también tiene que ver con cambiar el mundo.

La creación de esta comisión subraya los contextos plurales en los que las desigualdades, carencias y violencias se han recalcitrado. Ilumina las grietas que se hunden en los derechos humanos y reducen las posibilidades de transformación. Tiene la iniciativa de pensar y mirar la educación desde otros lugares, con otras luces para poder generar políticas públicas con lógicas distintas.

Las autoridades educativas del país pueden o no considerar los cuestionamientos de los que parte esta iniciativa, pueden aceptar o declinar la invitación a moverse de un lugar de certezas, comenzar a andar sobre un terreno un poco más pantanoso, menos seguro y un tanto más diverso. Tal vez vale la pena comenzar a mover los acentos; pensar en la pluralidad y en lo que nos puede ofrecer; repensar con que vamos a llenar el significante de calidad educativa; cuestionar los planes de estudio, los métodos de enseñanza; interrogarnos sobre las relaciones entre docentes y alumnos antes que por sus respectivas revaloraciones.

¿Qué tan importante es que todos los mexicanos tengan un papel que acredite que cumplieron con la educación media superior? ¿Por qué necesitan todos los niños del país acreditar el año escolar aunque no se hayan adquirido los conocimientos esperados? ¿Qué futuros queremos construir?

Esta iniciativa que dio comienzos a finales del 2019 podría cambiar nuestros horizontes y generar nuevas historias. Las narrativas que construimos pueden dar giros, tomar caminos alternos. Es claro que ahora mismo el país cuenta con un sistema de educación precario, viciado y lleno de certezas que cambian de color con los cambios de gobierno. Hace falta voluntad y fuerza para dar paso a los diferentes cambios; también es cierto que los cambios se pueden dar desde dentro, en la relaciones que se gestan dentro de las escuelas. La invitación a pensar distinto la educación va para todos los involucrados en el proceso pedagógico.  

Publicado en periódico IMPAR 27 de julio 2020. 
México.

Talleres de formación docente en medio de la crisis

Disponemos ya en la red, desde el 16 de julio del 2020 de una serie de talleres emergentes de formación docente. Itinerarios para el re-encuentro. Estos talleres fueron elaborados por un conjunto de académicos, maestras, maestros, directores, supervisores, asesores técnicos pedagógicos y miembros de los equipos técnicos estatales. Se utilizaron recursos del erario público para realizarlos. Seguramente fueron muchas horas de trabajo, investigación, discusiones, propuestas, análisis y mucho interés. Estos talleres fueron creados con la intención de, como dice Etelvina Sandoval en la presentación, afirmar un compromiso con las “maestras y maestros para avanzar hacia alternativas de formación continua que recuperen la riqueza de sus voces, a fin de contribuir a garantizar el derecho de niñas, niños, adolescentes y jóvenes a una educación de excelencia”.

MEJOREDU, el organismo que tiene por objeto coordinar el Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, pone a disposición de las autoridades educativas del país esta propuesta de talleres; es decir, los pone sobre la mesa para que las autoridades educativas decidan si quieren hacer algo con ellos, si les interesa, si es pertinente que los docentes del país se acerquen a estos materiales.

Hacen unos cuantos meses, antes de que la pandemia nos golpeara y un poco después de que Andrés Manuel ganara la presidencia. El ahora Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación perdió unos cuantos brazos y ojos. El primer cuchillazo que recibió, en una serie de acrobacias políticas, fue en el nombre, quedó mutilada la palabra evaluación y el ahora mochado organismo casi autónomo dejó de ser el Sistema Nacional de Evaluación Educativa  a cargo del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación. Con este triste hecho, parece que se desvanecen una serie de posibilidades de acción.

La comisionada presidenta de la junta directiva de MEJOREDU pone en marcha un proyecto prometedor que parte de una preocupación sensata y clara respecto al posicionamiento docente frente a estos tiempos de crisis; sin embargo, el viaje anunciado se queda a medio camino.  La propuesta de reflexión individual y colectiva a través de los talleres carecerá de fuerza  que devuelva y haga eco en el país. Esta comisión únicamente puede hacer una invitación a tomar estos cuadernos de trabajo para reflexionar.

Hasta el momento no existe una solicitud explícita por parte de las autoridades educativas por exigir a su cuerpo docente que tomen los talleres. No hay destinado un recurso que posibilite la distribución equitativa y sistematizada de este material educativo y, las travesías que anuncian estos talleres solo serán navegadas por unos cuantos interesados con la capacidad tecnológica para acceder a ellos. Las respuestas que resulten de estas reflexiones colectivas e individuales quedarán olvidadas en los pocos cuadernos digitales e impresos que se llenen. Este proyecto no tendrá implicaciones significativas como proyecto de educativo nacional.  

No vaya a ser que se molesten las cúpulas de poder en materia educativa porque se quiera hacer investigación, evaluación, conocer quienes están tomando los talleres que se diseñaron y que respuestas están dando. No hay forma de pedir “evidencias con fines de comprobación, certificación o evaluación”

Publicado en periódico IMPAR 20 de julio 2020. 
México.

Huecos en un plan educativo fantástico

De acuerdo con el Programa Sectorial de Educación 2007-2012, la cobertura de educación media superior para el 2006 era del 58.6% y la meta para el 2012 era llegar al 68%.

En el 2012 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la obligatoriedad del Estado de garantizar la educación media superior y se vaticinó que se alcanzaría la cobertura total en sus diversas modalidades a más tardar en el ciclo escolar 2021-2022.

Según un informe en 2019, del desaparecido Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, la tasa neta de cobertura a nivel nacional en educación media superior para 2017-2018 era de 63.8%. En 11 años la cobertura en bachillerato aumentó 5.2%

El Programa Sectorial de Educación 2020-2024 publicado en el Diario Oficial de la Federación el 6 de julio del presente, profetizó que para el 2024 la cobertura en educación media superior alcanzará el 90%.

El actual gobierno pronostica un crecimiento de 26.2 puntos porcentuales en la cobertura en educación media superior para los próximos 4 años.

Las autoridades educativas ya están caminando en el espacio sin antes ponerse el traje de astronauta. Tantos planes, tan pocas acciones concretas. Gobernadores herederos de una lógica de pensamiento que asienta en el papel sus metas, sus planes y promesas sin antes llevar a cabo un análisis sensato de la situación nacional.

Estamos bajo un gobierno que pretende mejorar la calidad educativa, que apuesta por el pensamiento crítico y la honestidad en estas nuevas formas de hacer pedagogía; sin embargo, los documentos que emite carecen de tales apuestas.

Las propuestas que aparecen en el documento oficial no tienen nada de transformadoras y en el mejor de los casos vienen a dibujarse como una transformación de cuarta. ¿Cómo pensar en incrementar la cobertura en educación media superior de manera desmedida en un país que no puede con la educación secundaria? Habitamos un territorio en el que según datos del 2018, para el examen de ingreso a la educación media, el número de aciertos promedio fue de 69 de 128 preguntas; que en el mismo año, los resultados obtenidos en PISA, el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos de la OCDE, dieron a conocer que solo el 1% de los estudiantes que hicieron el examen obtuvo un desempeño en los niveles de competencia más altos y que el 35% de los estudiantes no obtuvo un nivel mínimo de competencia.

Las visiones de nuestras autoridades están deslavadas y percudidas, les falta un plan claro, ejecutable y con actividades concretas, el plan, más bien está repleto de ideas divertidas. Este “nuevo” Plan Sectorial mira al espacio, observa cientos de naves espaciales a nuestro alrededor, imagina montones de astronautas caminando en territorios fantásticos con escasa gravedad. Grave es diseñar un plan carente de pensamiento crítico. Tanta fantasía nubla la vista y pone nuestros pies a flotar antes de tiempo.

Publicado en periódico IMPAR 13 de julio 2020. 
México.

Educación inclusiva en tiempos de pandemia

En un tiempo anterior a la pandemia, las escuelas estaban hechas de paredes, puertas, sillas, mesas, pizarrones, maestros y alumnos. Ingredientes que convergían en un territorio, espacio mínimo necesario en el que sucedía la magia de la educación. Las escuelas se vaciaban de alumnos durante las vacaciones, momento en el que se suspendía la enseñanza y cuando los alumnos llenaban la escuela de vuelta, se reactivaba el proceso pedagógico.

Ahora, con la pandemia sobre nosotros, el territorio escolar ha sufrido transformaciones inmensas. Los espacios físicos escolares no notan la diferencia entre el periodo de clases y los descansos. Las autoridades educativas han implementado programas que permiten el aprendizaje sin la necesidad de la materialidad. Ahora es posible la escuela sin lugar y el alumno sin cuerpo. La contingencia sanitaria ha sacudido el discurso de la educación presencial. La presencia se ha llenado de agujeros para dar paso a una educación de otro orden. La educación busca hacerse de herramientas para posibilitar otras formas de relación. Ahora la educación incluye a los sin cuerpo.

Estos tiempos abren la posibilidad al cuestionamiento respecto a quiénes incluye la educación. Hace unos meses era necesario tener un cuerpo para acceder a la escuela, no se trataba de un cuerpo cualquiera, tenía que tener ciertas capacidades motrices, visuales, cognitivas, entre otras. Si el alumno no cumplía con el canon de cuerpo normal, se dificultaba significativamente su camino escolar. La crisis sanitaria hace posible subrayar la pregunta: ¿De qué va la educación inclusiva? Sobre esto se dialogó hace unos días en un foro que realizó el COMIE para pensar en la educación inclusiva frente a la educación en estos tiempos del COVID19, Carlos Skliar, participante de dicho foro afirmó que la educación inclusiva está al margen, para aquellos que están excluidos y la pandemia ha venido a acentuar esta vulnerabilidad.

La enfermedad y la muerte que circula en el espacio público de manera desmedida pusieron de cabeza a las instituciones educativas estableciendo nuevas reglas y obligando a las autoridades educativas a pensar en nuevas formas de hacer educación. En poco tiempo la idea de educar a una “mayoría” movilizó algunos hilos en ciertas esferas sociales para dar paso a nuevas formas de enseñanza. Tal vez diseñar y pensar otras formas de hacer escuela para la singularidad y en la diferencia es posible, solo basta voluntad y un empujón para generar estrategias y políticas públicas. Por ahora, la vuelta de tuerca que dan las escuelas para dar continuidad a un proceso pedagógico, únicamente muestra un gran potencial para cambiar condiciones, generar oportunidades e incidir en vidas plurales; al mismo tiempo que con el dispositivo de la conectividad y el aprendizaje en línea, simplemente se desplazan o robustecen los márgenes y la exclusión se hace más firme para dar continuidad a una educación inclusiva que apunta a una educación más excluyente a cada paso. 

Publicado en periódico IMPAR 6 de julio 2020. 
México.