lunes, 12 de octubre de 2020

Normales agonizantes para el 2021

Existen doce principios rectores que rigen el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. El número siete dice: No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie fuera. Es un decir, dirán nuestros gobernantes. ¿Atrás de qué? ¿Cuáles son los límites del adentro y el afuera que plantean? Adelante, atrás, fuera, dentro, palabras dicotómicas que marcan una oposición. Hay en el discurso premisas escritas con tinta indeleble que marcan un ritmo y un sentido único e inequívoco, un jaloneo, un principio moral que estructura y da contorno a una sociedad con desigualdades abismales. Los que están delante son los buenos, los del equipo ganador; quienes quedan atrás, son aquellos que salen perdiendo; Los del norte y los del sur. ¿Y si volteáramos nuestros mapamundis y comenzamos a leer de abajo a arriba?

Antes de leer que todas las niñas, niños y adolescentes estarán dentro del sistema educativo nacional y  que los maestros van a ser revalorizados como agentes fundamentales del proceso educativo, leamos de abajo a arriba: Autorizaron pasos en la admisión y promoción del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros, aún sin la aplicación de los exámenes correspondientes estipulados en la ley; Han otorgado becas a alumnos matriculados en la educación pública sin un seguimiento sistematizado; dieron el banderazo oficial al nuevo ciclo escolar, con los mismos contenidos planteados en el programa escolarizado, asumieron que todos los mexicanos se encuentran en las mismas posibilidades de aprender; al fin de cuentas, todo el mundo tiene tele. Y ahora quieren recortar el presupuesto a la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGSPE),  

Hay una cuarta transformación gritoneando y accionando para un adentro que no termina de delimitar, va hacia un delante sin rumbo, va taponeando los baches con tierra, esperando que no caiga un aguacero.

¿Qué es la educación para esta cuarta transformación? Sin dinero para las normales, se van secando los semilleros de pensamiento crítico, las demandas sociales se detienen, la consciencia social hace una pausa, al menos por un frente. Desde los márgenes que delimitan el adentro y el afuera, las normales no solo enseñan a los futuros maestros a impartir aritmética y ortografía, son espacios que posibilitan el cuestionamiento social y político.

¿Será que este gobierno necesite de esta clase de educación, o le convendrá dejarla fuera y detrás? Los pensamientos revolucionarios, actos contestatarios y movimientos sociales en el país, tienen su germen en escuelas normales y estos, no le convienen a un gobierno autoritario.

Leo en esta trampa de letras revueltas y confusas que hay una intención por revalorizar la función docente, pero no como actores sociales encargados de posibilitar el pensamiento crítico en los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Encuentro entre líneas con mi mapa patas para arriba, que no quieren a nadie fuera del proyecto educativo de este gobierno, un proyecto que educa para mantenerse en el poder, para siempre ser aplaudidos y nunca cuestionados. 

Publicado en periódico IMPAR 14 de septiembre 2020. 
México.

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